Viajar a China ha sido para mí lo que más claramente me ha enseñado en toda mi vida, que casi nada es del todo malo o del todo bueno.
Os recuerdo que seguimos en Chendu, el lugar donde había una cola tremenda en la estación para comprar los billetes y la policía nos coló.
Y el lugar donde existe el parque de Osos Panda más maravillosos del mundo (mi opinión).
Y recordareis que os conté que llegamos de noche y ...
Pues ahora es el momento de enseñaros lo que vimos a la vuelta del parque. Cuando llegó la hora de ver la habitación fue una agradable sorpresa, este es el baño con mi color favorito, el rojo, con secador del pelo que fué el primero que vimos, (ya sabeis que ha sido viaje de casi mochila) y el lavabo con un diseño moderno.
Contraste: no hay plato de ducha, el agua se va por un agujero en el suelo
En esta ciudad vimos también como se mezcla lo occidental y lo oriental sin mayores problemas:
Y la foto siguiente muestra por qué me sentí agradecida de haber llegado de noche y que la luz brille por su ausencia en muchos sitios de China.
Esto que veis es la entrada del Hotel. Os podeis imaginar como nos hubiéramos sentido si despues del cansancio del viaje, del susto de la estación, del sofoco de que nos colaran por delante de gente mayor, de niños, de ver la necesidad en sus caras. Si después de todo eso hubiéramos visto esto...
Menos mal que lo vimos después de los osos panda y del café en el Starbucks, después de ver que la habitación estaba limpia y que el hotel estaba lleno de jóvenes que se divertían.
3 comentarios:
Esta crónica está mucho mejor que cualquier telenovela mexicana.
Dicen que "ojos que no ven...", qué bueno que esto lo vieron cuando estaban instaladas.
Felices descubrimientos.
Es verdad ese refrán, resume mi sentimiento al verlo, y en ese momento aprendí que cuesta mucho convencer al corazón una vez que ya lo has visto.
Me encanta tu forma de contar lo que has vivido.
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