Desde que salimos de España estábamos deseando llegar a Chendu, y después de ese montón de horas de tren, ni os cuento las ganas que teníamos.
Y por fin llegamos, son las dos de la madrugada, nos bajamos del tren dispuestas a encontrar un lugar donde dormir y...¡Sorpresa!
Esto es lo que encontramos.
La primera impresión creo recordar que fueron ganas de morirnos, o por lo menos de dar la vuelta a casa.
Pero somos luchadoras y supervivientes y por tanto decidimos continuar.
Armadas de valor nos pusimos en la cola para coger el billete para el próximo trayecto (Ya habíamos aprendido que si quieres salir a tiempo de ir cumpliendo tu plan establecido, debes coger pronto tu billete de tren) la cola tenia, bueno no se cuanta gente, pero recuerdo que hicimos una estimación del tiempo que íbamos a estar en la cola y salia unas 5 horas, ya estábamos pensando en como íbamos a hacer para dormir, todavía no nos atreviamos a imitarlos. No se si por miedo o por vergüenza, pero para lo de dormir en el suelo no estábamos preparadas, total que estábamos planificando cuando...
Este amable compañero delantero de fila, nos dice que nos colemos , que vayamos a la ventanilla y nos colemos ¿ estaría de broma? .
Insiste e insiste , pide ayuda a otras personas de la cola para que nos animen a colarnos, de repente uno de ellos se va y viene con un policía...
¡Sorpresa otra vez!
El policía nos cuela descaradamente, y nadie en esa gigantesca cola dice nada de nada.
Todos con sus niños, con sus mayores, cansados y con sus trastos, en muchas ocasiones usándolos de almohada...Nadie se queja y las dos extranjeras se cuelan cogen su billete de tren y se van a descansar en una cama limpia y confortable.
Ansiado y maravilloso Chendu.
1 comentario:
Me sorprende esta historia, la del viaje sí que seguramente será un sueño, pero también la de que les permitieron, incluso oficialmente, colarse en la fila. Seguro habrá alguna explicación cultural al respecto. En México, cuando alguien se cuela en una fila se arma todo un alboroto.
Saludos desde la Ciudad de México y gracias por visitar la Sobremesa de María. Ya veré qué comen por allá.
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