La llegada a Chendu, fue sin duda la más traumatica de todas las llegadas a todas las ciudades que visitamos.
Seguramente tenga mucho que ver que llegamos de noche.
Y aunque el incidente en la estación nos hizo sentir como reinas,
la llegada al hotel nos devolvio a la realidad,
¡Somos pobres de remate!
¡Pobres como ratas!
¡Pobres de sangre!
¡Heredado!
Estaba cerrado, y la persona que estaba de guardia dormía placidamente en un sofá de madera, que veíamos a través de la puerta. Aporreamos la puerta con descaro, pero el roncaba a pierna suelta.
Estaba todo muy oscuro, pero a la mañana siguiente pensamos que fue mucho mejor así, ya os lo contaré.
El caso es que después de tocar y tocar, conseguimos despertar al buen hombre, ya eran las 5 de la mañana y a las 7 salíamos para ver ...
Y pobres en la sangre como somos, decidimos no alquilar para dormir esa noche, no quisimos pagar una noche para solo dormir 2 horas. Y en vista de la practica que habíamos cogido en dormir en cualquier sitio, y teniendo en cuenta que ellos duermen hasta en el Mcdonals...
Dormimos sentaditas en esta silla y a ratos, con nuestra cabezita apoyada en esta mesa y en compañía de numerosos animalitos....
El resultado...
¡Que emocionante!
¿Mejoraria Chendu a la salida del sol?
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